cultura. Lo anterior ocurre, como proceso de investigación que permite obtener nuevos
conocimientos, que a su vez, ofrecen posibilidades nuevas de modificación de los
fenómenos; como una profesión debidamente institucionalizada, portadora de su propia
cultura y con funciones sociales bien identificadas (Núnez, 2018).
La presencia progresiva de la experimentación para la búsqueda de la verdad y la
complejidad creciente de los recursos y habilidades técnicas que ellas reclaman,
determinan que la relación del investigador con los procesos que estudia es cada vez más
mediada por una extensa red de dispositivos tecnológicos con los que se puede investigar;
y las conclusiones que es posible alcanzar sobre los procesos estudiados, con frecuencia,
es altamente dependiente de la tecnología disponible, lo que debe ser aprovechado para
potenciar la formación de habilidades científico-investigativas en los futuros trabajadores
sociales.
Estas realidades colocan a la ciencia en una relación inédita con la tecnología y a la vez,
la tecnología es cada vez más dependiente de la actividad y el conocimiento científico,
influenciadas por la base económica predominante en cada sociedad, así como por la
política que trace cada Estado. Elemento que han de tener en cuenta los formadores en la
especialidad Técnico Medio en Trabajo Social, porque la ciencia y la tecnología se
complementan dentro de las sociedades.
Se evidencia, así, que la ciencia y la tecnología son procesos de la actividad humana, en
estrecha relación con la cultura, que a partir de la utilización de su método (el científico)
obtienen nuevos conocimientos. La misma es fuente de transformación del mundo y a la
vez tiene, en su devenir, en cuenta los problemas sociales. Lo que deja clara la relación
dialéctica existente entre ciencia, tecnología y sociedad, y su importancia para la
formación de las habilidades científico-investigativas en la espacialidad Técnico Medio
en Trabajo Social.
El análisis teórico realizado muestra que la ciencia y la tecnología se desarrollan para
solucionar problemas sociales y científicos, aunque a la par surgen otros problemas que
tienen repercusión en todos los ámbitos, dígase: ambientales, culturales, educativos,
éticos, comunicacionales, de salud, entre otros. Tanto en instituciones educativas,
científicas, como productivas se hace necesaria la reflexión acerca de los problemas
sociales de la ciencia y la tecnología.
El proceso de formación de las habilidades científico-investigativas en los estudiantes de
la especialidad Técnico Medio en Trabajo Social no queda excepta de estos problemas;
entre los que se puede mencionar el poco uso de las tecnologías para el desarrollo de la
investigación científica. Tal afirmación evidencia la descontextualización de dicho
proceso formativo.
Al realizar el análisis de la tecnología a modo de: “… práctica social que integra junto a
los aspectos técnicos (conocimientos, herramientas, máquinas), los organizativos (la
actividad profesional), y los culturales (objetivos, valores). Entre estos tres aspectos
existen tensiones e interrelaciones que producen cambios y ajustes recíprocos” (García,
2010, p.58), se evidencia que un análisis social de la tecnología tanto desde su definición
restringida, a partir de su aspecto técnico (conocimiento, destrezas, herramientas,
máquinas), como general que incluye aspectos organizativos y culturales (actividad
económica e industrial, actividad profesional, usuarios y consumidores, objetivos, valores
y códigos éticos, códigos de comportamiento); sugiere que la tecnología sea estudiada y
gestionada en su conjunto, como una práctica social, haciendo evidentes siempre los
valores culturales que le subyacen.